Vivimos en un mundo lleno de estímulos (alertas, mensajes, luz…). Esto provoca muchas veces que nuestra mente esté en alerta constante. Y nos quedamos en ese estado.
Durante la semana, me paso los días haciendo sesiones de sanación.
Cuando estoy en sesión, mi atención se centra exclusivamente en la persona. Estoy pendiente de todo lo que la persona dice, que se sienta escuchada, comprendida y apoyada. Entre sesiones, contesto a mensajes de WhatsApp y mails. Siempre estoy pensando. Siempre estoy haciendo. Pero después necesito escucharme. Cada uno de nosotros necesita algo diferente. Y cada día, puede cambiar. Según nuestro estado de ánimo, el día que hayamos tenido, etc...
No os confundáis. Me encanta mi trabajo y amo Thetahealing.
Me hace feliz el poder ayudar a la gente haciendo algo que se me da bien y me hace vibrar. Pero a veces, acabo cansada. Imagina que tu comida favorita son las croquetas, pero te pasas la vida comiendo croquetas…pues llegaría un día que no querrías más. Por eso, el desconectar es tan importante. El conocernos y saber lo que nos hace bien y lo que no. El autoconocimiento. Para mi Thetahealing ha sido una herramienta fundamental para hacer y seguir haciendo este recorrido. No sólo me permite conocerme más y mejor sino sanar aquello que deseo. Pero para ello, necesito el silencio.
El silencio repara, el silencio nos permite escucharnos a nosotros mismos y poder ponernos en modo observación y allí identificar lo que está pasando.
Imagínate que te está persiguiendo un león. ¿Pararías y te pondrías a reflexionar? No. Pues eso es lo que pasa muchas veces en nuestro día a día. Por eso, parar, respirar nos ayuda a hacer estos procesos tan necesarios para recargar las pilas.
En mi tiempo libre, hago diferentes cosas. Según me pida el cuerpo. A veces, salgo a caminar por la naturaleza. Otras veces, me encanta relacionarme con la gente. Otras, me tumbo en el sofá y veo alguna serie, etc.
Este fin de semana, pude gozar de este silencio. No fue fácil porque me mi mente estaba agitada. Mis pensamientos eran caóticos y mi cuerpo estaba en estrés.
En un momento de conexión, pude alejarme y observar mi mente. Entendí que siempre había estado haciendo, corriendo, intentando alcanzar metas (Graduado escolar, bachillerato, universidad, trabajo, estabilidad económica, etc.). Pasaron por mi cabeza, muchas memorias y recuerdos. Y pensé, ¿Para qué corro ahora? ¿Qué es lo que tengo que conseguir ahora? Y me di cuenta de que ya lo tenía todo. ¿Alguna vez, habéis sentido que ya lo tenéis todo? Pero sentirlo, ¿de verdad? Pues, yo llegué a sentirlo este domingo pasado. Poco a poco, ese sentimiento de plenitud fue expandiéndose por todo mi cuerpo y aunque los pensamientos en mi mente seguían estando. Me fui distanciando de ellos y esa calma se apoderó de mí. Me di cuenta de que ya no tenía que correr. Y que ahora podía hacer lo que quería desde el disfrute. Sé que hay creencias por sanar. Sé que este estado de supervivencia me ha ayudado a llegar hasta aquí pero también sé que ya no es necesario. Así que poco a poco, iré sanando esos momentos del pasado que ya puedo dejar atrás, que ya me han enseñado todo lo que tenían que enseñarme.
Seguiré utilizando Thetahealing,
Si has llegado hasta aquí, gracias por leerme. Espero que esta información, te haya llegado en el momento adecuado. Y si te ha ayudado, me llena el alma.
Nos vemos en el camino.
Schandra